jueves, 24 de junio de 2010

Pavilion 21 MINI Opera Space
Munich, Coop Himmelb(l)au



No sé qué pensar: Wolf Prix, de Coop Himmelb(l)au, por quien profesaba hasta ahora gran admiración, me lleva a creer que posiblemente me esté engañando.

Se acaba de inaugurar en Munich (Alemania) su Pabellón para la Ópera de la ciudad, supuestamente con la acústica óptima de una sala de conciertos, pero que a la vez debía ser ligero (poca masa constructiva) porque debía poder funcionar como un edificio móvil (sea lo que sea que quiera decir eso).

La solución la presentan de tal manera que parece que cuatro materiales ligeros han sido colocados de forma que la acústica es una maravilla. Me apresuro a decir que -prácticamente seguro- es una falacia. Aparentemente han utilizado materiales reflejantes y absorbentes (que no aislantes) según les convenía para poder reflejar el sonido en el exterior y que así no penetrara en el interior. Sólo hay que pensar en los vidrios de casa: si son muy delgados, permiten la entrada del sonido como Pedro por su casa.

Hoy nos venden la moto de la magnífica ocurrencia que tuvo el creador del espacio al utilizar un espectrograma (análisis temporal-frecuencial del sonido) de un tema musical de Jimi Hendrix para crear la piel del edificio. Bueno... Podría ser de Hendrix o de Whitney Houston. ¿Qué más da? No creo que haga falta creerse que un espectrograma genera esa figura tridimensional por sí sola, porque si fuera así, todos los edificios de Wolf Prix serían evoluciones de espectrogramas.



El edificio debía tener capacidad para 300 espectadores sentados o 700 de pie. Me asombra que las simulaciones en 3D iniciales del espacio interior han dado paso a que, tras construir el edificio, la página web del arquitecto no incluya ni una sola fotografía del interior (véase imagen). Aquí hay algo raro. Estoy a la espera de ver alguna.

El "Pavilion 21" ha costado más de 2.5 millones de euros y tiene una superficie útil de 430 metros cuadrados. Sus dimensiones aproximadas (salvando tropezones) son 25 x 38 x 12 metros.

A la vista de este edificio empiezo a cuestionar todos los proyectos de este arquitecto. Sus formas angulosas y sus trazos de máxima expresividad son arbitrarios, a pesar del esfuerzo por justificarlos. De una vez por todas va siendo hora que los arquitectos como éste tengan el valor de reconocer que las formas aleatorias que escogen son las que son "porque les gusta". Personalmente creo que la arquitectura de Daniel Libeskind, por ejemplo, está mucho mejor resuelta, y no pretende confundir ni engañar a nadie sobre el origen de las formas, mucho más poéticas.

Por otra parte, desde el punto de vista acústico, no quiero ni pensar lo que les habrá costado diseñar un sistema para que las juntas de los despieces (el edificio debe ser desmontable y re-montable rápidamente) no permitan el paso del sonido del exterior. Es más: seguro que no lo han hecho. Se habrán basado en fibras como lana de roca colocada entre las planchas de aluminio que conforman el sandwich de fachada, pero la propia estructura metálica vibrará como un demonio cuando pase el camión de la basura. No hay que ser un genio de la Acústica para darse cuenta de ésto.

Tengo gran inquietud por ver este espacio. Me escaparé a verlo. No puede ser que un arquitecto con tantos premios haya querido incluir algo así en su catálogo de obras. Me sorprende también que Lourdes Morgades escriba hoy en "El País" prácticamente una transcripción literal del contenido de la web del arquitecto. ¡Viva el espíritu crítico!

También es posible -claro está- que yo no haya entendido nada del proyecto (toda la explicación de su web me suena a rollo patatero), pero si realmente han conseguido aislamiento sin masa, no estarían promocionando el edificio, sino el descubrimiento científico asociado.

Coop Himmelb(l)au

Fotografía: M. Pillhofer

Render: Coop Himmelb(l)au

1 comentario:

Gorka dijo...

Afortunadamente la imaginación delos arquitectos no tiene límite.