jueves, 28 de junio de 2007

"Casa da Musica"... y el ego de Rem Koolhaas


Si no lo escribo en mi blog, exploto. El año pasado tuve la ocasión de ver un edificio de Rem Koolhaas (OMA), el McCormick Tribune Campus Center, en el IIT de Chicago. Sí: el mismo lugar donde Mies van der Rohe dejó boquiabierta a la sociedad americana, donde construyó el chocante Crown Hall, y desarrolló su evolucionado edificio de viviendas en Lake Shore Drive tras experimentar en la indescriptible y maravillosa Casa Farnsworth (en Plano, a una hora de Chicago). Son palabras mayores, en lo que a Arquitectura se refiere.

El edificio de Koolhaas, un centro de servicios de la universidad de Illinois, que comprende básicamente un auditorio, una sala de conferencias, comedores, cafeterías y salas de ordenadores, tiene un interesante juego de volumetrías, que conforma unos espacios que dan ganas de descubrir qué hay más allá. El ferrocarril elevado (metro) se introduce en el edificio, sin prácticamente notar ninguna vibración desde dentro.



De todos modos, sorprende la actitud de este arquitecto holandés, que debe gran parte de su fama a su personalidad polémica, y a sus libros teóricos que en algunas ocasiones tienen un fondo fundamentado en lo reaccionario. Y digo que sorprende, porque acostumbrado a un marcado egocentrismo, se empequeñece en el edificio del campus, al serigrafiar una imagen de Mies van der Rohe en la puerta de entrada que da directamente al Crown Hall. De alguna forma, es un reconocimiento a un maestro mediante un ideograma. Y, sorprendentemente, de forma contraria a lo que sucede en muchos otros edificios suyos, la simplicidad y sencillez de los planos que conforman las volumetrías conforman la gracia de este edificio. ¿Quizá rebajar el ego le hace ser más pragmático? Puede ser...

Ahora me sorprende ver un proyecto de su despacho, OMA. Es la "Casa da Musica", en Porto. Parece que le han empezado a dar premios. A simple vista, parece un ejercicio volumétrico de "corta, pega, vacía y rellena". Independientemente de si es atractivo formalmente o no, Koolhaas va loco por que le den el Stirling Prize por este edificio. Pero... Espero que no se lo den. Hay una serie de hechos intolerables: parece que Koolhaas aún no ha aprendido nada de acústica. Y como este tema me toca directamente, necesito reflejarlo en esta página.

El año pasado, en el edificio del IIT, conseguí que un guardia de seguridad me dejara entrar en el auditorio a pesar de estar cerrado. Ese enorme volumen no sonaba bien. Tenía algo que no acababa de funcionar. Como ingeniero de sonido, el típico chasquido de dedos y alguna palmada al aire para ver los rebotes de la sala son imprescindibles para evaluar la calidad sónica de la sala. Yo pensaba que los arquitectos con nombre trabajaban mejor. Pero no era el caso de Koolhaas. El buen hombre tenía, por una parte, vidrio en todo un lateral del auditorio (dando a una transitada avenida), paredes pintadas con pintura, y un atril (eso sí) con gran refuerzo electroacústico (o, dicho en otras palabras, micrófonos y altavoces). Para una sala tan relativamente pequeña, eso era un desastre de solución. Y hoy en dia la acústica es importante, incluso desde el punto de vista de consumo energético. Las civilizaciones de hace más de 2000 años sabían cómo construir anfiteatros, optimizando la difusión de las ondas acústicas en la dirección apropiada. ¿Cómo es que hoy cuesta ver esto reflejado en proyectos? Quizá el formalismo tiene más importancia para algunos arquitectos, y creo que es el caso de Koolhaas.



Ahora busca el premio. Bueno, pues no sé quién le habrá hecho el "counselling" acústico, pero por los datos que tengo y lo que he visto del proyecto, han metido la pata hasta el fondo, o por lo menos no lo han resuelto bien, pudiendo hacerlo mucho mejor. Las paredes del auditorio han sido recubiertas de materiales embellecedores, y donde le apetece pone unas "originales" vidrieras onduladas en planta (que habrán costado un ojo de la cara), que sólo restarán difusión de las ondas a las butacas traseras. Además, no sé ni siquiera cómo se puede llegar a proyectar un auditorio en el que en una fila de butacas hay más de 40 asientos. Pobre del que esté en medio. Y encima es la butaca que debería ser más cara, porque cuanto más cerca del director de orquesta, mejor se aprecia el equilibrio de los instrumentos.



En fin... Un desastre. Antes de hacer un proyecto, que se mire algún auditorio de Renzo Piano, por ejemplo.

6 comentarios:

Kevin D dijo...

Hola

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Irene dijo...

Hola me ha encantado tu blog Los proyectos de este hombre siempre llaman la atención y es interesante saber puntos de vista diferentes

Felicidades y un saludo

Irene dijo...

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Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

El Sr. Rem Koolhaas estudio periodismo antes de estudiar arquitectura, y su arquitectura es infinitamente curosa con muchos aspectos arquitectornicos y sociológicos. Estube en la Casa da música y me pareció increíble el guiño al urbanismo del espacio libre que lo precede, al igual que el detalle de las baldosas portuguesas (lacadas en azul) para el revestimiento de las salas que por los ventanales se observan des de la plaza. Seguramente si no fuese un buen edificio no le habria ganado el concurso. De preferir una buena acústica a un buen símbolo para la ciudad le habrian dado la obra a un ingeniero.